RELATAR EN PRIMERA PERSONA LA HISTORIA DE UN PERRO LLAMADO LAZY CUYO DUEÑO ES UN PELOTERO DE GRANDES LIGAS QUE TIENE BUENOS SENTIMIENTO Y AYUDA MUCHO A SU PUEBLO NATAL CON OBRAS DE BENEFICIENCIA Y CON AYUDA DANDO SERVICIOS MEDICO A LOS MAS NECESITADOS. EL VIVE FELIZ AL VER QUE ESTE ATLETA DE GRANDES LIGAS QUE SU ORIGEN FUE MUY HUMILDE Y HOY AYUDA A SUS FAMILIARES Y AMIGOS, SOBRE TODO A SU MADRE QUE LA TIENE VIVIENDO COMO UNA REINA.
Me llamo Lazy y soy un perro afortunado. Mi dueño es un pelotero de Grandes Ligas, un hombre con un corazón tan grande como su talento en el campo de béisbol. Su nombre es Javier, pero todos en el pueblo lo llaman "Javi". Desde que era un cachorro, he estado a su lado, y he visto cómo su vida ha cambiado de maneras que nunca imaginé.
Javi creció en un pequeño pueblo, en una casa humilde con su madre, Doña Rosa. Ella trabajaba incansablemente para darle a Javi y a sus hermanos una vida digna, a pesar de las dificultades. Recuerdo las historias que Javi me contaba cuando éramos más jóvenes, sobre cómo su madre se levantaba antes del amanecer para trabajar y cómo él soñaba con poder darle una vida mejor algún día.
Con el tiempo, Javi se convirtió en una estrella del béisbol. Su talento lo llevó a las Grandes Ligas, y su vida cambió drásticamente. Pero lo que más me enorgullece de él no es su éxito en el deporte, sino su corazón generoso y su deseo de ayudar a los demás.
Desde que firmó su primer gran contrato, Javi no ha dejado de pensar en su pueblo natal. Ha financiado la construcción de una clínica que ofrece servicios médicos gratuitos a los más necesitados. Cada vez que regresamos al pueblo, veo las sonrisas de agradecimiento en los rostros de las personas que han recibido atención médica gracias a él. Es un sentimiento indescriptible ver cómo su éxito ha traído tanto bien a nuestra comunidad.
Además de la clínica, Javi ha iniciado varios programas de becas para jóvenes talentosos que, como él, sueñan con un futuro mejor. Ha construido parques y centros comunitarios, y siempre está buscando nuevas maneras de ayudar. Su humildad y generosidad son un ejemplo para todos nosotros.
Pero lo que más me llena de alegría es ver cómo ha transformado la vida de Doña Rosa. Ahora vive en una hermosa casa, rodeada de comodidades que nunca imaginó tener. Javi la trata como una reina, y cada vez que la veo sonreír, sé que todo el esfuerzo y sacrificio han valido la pena.
Vivir con Javi es una aventura constante. A pesar de su apretada agenda, siempre encuentra tiempo para jugar conmigo y dar largos paseos. Me encanta ver cómo interactúa con los niños del pueblo, siempre dispuesto a firmar autógrafos y compartir historias de sus juegos.
Soy un perro feliz, no solo porque tengo un dueño que me cuida y me quiere, sino porque tengo el privilegio de ser testigo de cómo una persona puede usar su éxito para hacer el bien. Javi es un verdadero héroe, no solo en el campo de béisbol, sino en la vida de todos los que lo rodean. Y yo, Lazy, estoy orgulloso de ser su fiel compañero.